miércoles, 20 de mayo de 2009

IMAGINACIÓN

Para Delacroix la pintura no es más que el puente entre el espíritu del artista y el espíritu del espectador. Tomando el color como uno de los elementos más importantes, ya que según el autor, estos inciden directamente en la imaginación. Así pues, la fuerza de la pintura recae en que la imagen ofrecida , no tan sólo satisface a la imaginación, sino que también fija el objeto para siempre, más allá de su concepción. En este sentido, Delacroix cree que la sensibilidad y la imaginación son aspectos indispensables tanto para el espectador como para el artista, aunque en distinta medida.


Concepción de la imaginación:

Según afirma Delacroix, la imaginación es la primera cualidad que debe tener un artista.

Se asociaba la memoria y la sensación como elementos que componían la imaginación. Conocedor de esta tesis, nuestro autor reivindica que aunque todo el mundo tienen memoria y sensaciones, muy pocos tienen imaginación. Delacroix compara la imaginación como un especie de recuerdo, algo que no se puede educar, es innato.

Según él , la gente que dice que el hombre lo aprende todo a través de la educación es imbécil. Por singulares e inesperados que sean los espectáculos que se ofrecen ante nuestra vista, nunca nos sorprenden completamente; hay en nosotros un eco que responde a todas las impresiones; o bien hemos visto eso en algún sitio, o bien todas las combinaciones posibles de las cosas están de antemano en nuestro cerebro. El poder de la imaginación recae en que al encontrarlas de nuevo no hacemos más que abrir una casilla de nuestro cerebro o de nuestra alma. “En mi infancia y en mi juventud no tan sólo tenia tanta imaginación, sino que los objetos, sin sorprenderme, en gran medida, me producían unas impresiones más profundas, y un alborozo incomparable; ¿dónde podía haber aprendido antes todas esas impresiones?”.


Siguiendo con esta línea, Delacroix realiza una primera definición sobre imaginación pero a un nivel fisiológico. Expone que la imaginación es esa delicadeza de los órganos que nos hacen ver donde los demás no ven, y que nos permite ver de forma diferente. Sin embargo, deja pasar el tiempo, cuando añade una definición de la imaginación a una dimensión más abstracta; afirma que la imaginación es el espejo en el que la naturaleza se refleja para darnos, a través de un poderoso recuerdo, el espectáculo de las cosas que tan sólo el espíritu puede disfrutar.

El artista, pues, debe crear a través de la imaginación para producir un efecto en el espíritu.


Imaginación versus imitación:

Por tanto, esta convencido que lo que se llama creación en los grandes artistas no es más que una manera determinada de ver, coordinar y representar la naturaleza. Aunque Delacroix, es consciente de que el artista empieza imitando, él está rotundamente en contra de la imitación exacta de la naturaleza y del modelo, porque cree que sólo puede dar un resultado frío. En este caso el artista no hace ninguna aportación. Ese escrúpulo exclusivo de no mostrar sino lo que se muestra en la naturaleza hará siempre al pintor más frío que la naturaleza que quiere imitar. Además, para nuestro artista, la naturaleza está lejos de ser siempre interesante desde el punto de vista del efecto del conjunto. Si cada detalle ofrece la perfección, que cualifica de inimitable, en cambio la reunión de esos detalles raramente presenta un efecto equivalente al que resulta, en la obra del gran artista, del sentimiento del conjunto y de la composición. Sólo aquellos que saben hacer efecto prescindiendo del modelo pueden verdaderamente sacar partido de él, cuando lo consultan. Es pues mucho más importante para el artista acercarse al ideal que lleva en sí, y que le es propio, que dejar, incluso con fuerza, el ideal pasajero que puede representar la naturaleza. Lo que prueba que es su imaginación la que produce lo ello, precisamente porque sigue su genio. “Este trabajo de idealización se produce en mí casi sin que yo lo sepa, cuando calco una composición surgida de mi cerebro.”


Toda esta teoría se confirma cuando Delacroix realiza un viaje a África; “en mi viaje a África, sólo empecé a hacer algo medianamente aceptable una vez que hube olvidado los pequeños detalles lo suficiente para no recordar sino el aspecto llamativo y poético; hasta entonces me había obsesionado el amor a la exactitud, que la mayoría toma por la verdad.”


Imaginación y ejecución:

No se tiene que olvidar que uno de los procesos más importantes de la creación del artista es el momento de la ejecución de su obra, y en ese espacio, la imaginación también tiene un lugar relevante. Para Delacroix, la verdadera ejecución es aquella que mediante la práctica, en apariencia material, enriquece el pensamiento. Afirma que la ejecución, en la pintura, debe tener siempre algo de improvisación, y sólo será bella a condición de que se haya permitido abandonarse un poco. Añade que “los mediocres no pueden atreverse de esa forma; no están nunca fuera de sí. El método no puede regular todo; guía a todo el mundo hasta un cierto punto.” Aunque es conocedor de la importancia de la técnica, Delacroix aposta por el efecto que provoca la obra inacabada.

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