jueves, 21 de mayo de 2009

INTRODUCCIÓN

A continuación les introduciremos en la teoría del arte de Eugène Delacroix. A partir de su visión extraída de sus diarios personales, unos escritos cargados de temperamento, de anécdotas, de contradicciones, etc. A lo largo de la explicación tratamos de dar las herramientas oportunas para que uno pueda sacar sus conclusiones sobre la teoría del arte de Delacroix y su idea de la figura de artista.

miércoles, 20 de mayo de 2009

COMPARACIÓN DE LAS ARTES.

Comenzaré a hablaros sobre las comparaciones que hace Delacroix entre las artes; hay que recordar que los diarios están desordenados, es por eso que aunque Delacroix va colocando unas artes por encima de otras en los diarios, al final, llega a la conclusión de que no podemos compararlas, ni decir que ninguna de ellas es superior al resto. Esto sólo podría afirmarse en el caso de que un arte pudiera contener a las otras. Considero esta idea importante para comprender lo que sigue.

He decidido centrarme en la literatura y la música ya que son las artes a las que más recurre él en sus diarios.


El arte de la escritura es conocida para Delacroix ya que él mismo la practica, incluso hay personas que afirman que Delacroix es tan buen escritor como pintor. Es un amante de la literatura, y más aún tras su viaje a Inglaterra, dónde se convierte en un admirador de Shakespeare, tanto es así que llega a autorretratarse como Hamlet. Además de este retrato, Delacroix posee bastantes obras inspiradas, en libros tanto de Shakespeare como de otros autores, como por ejemplo Scott.

Delacroix afirma que la pintura es mucho más expresiva que la literatura ya que es más sencillo expresarse a través de las pinceladas que de las palabras, que lo único que hacen es encadenarnos a símbolos. Otro de los inconvenientes que tienen la literatura respecto a las otras artes, es la necesidad de pasar hojas, que produce cansancio, la traducción a otros idiomas ,que lo único que hace es empobrecer la obra original y la posibilidad que existe de que el autor te arrastre a razonar como él quiere a través de los argumentos.

Delacroix observa un aspecto en el que la literatura es más compleja que en la pintura; es a la hora de ordenar las diferentes notas y apuntes del autor para crear el texto final. Es mucho más sencillo organizar los diferentes bocetos para crear un cuadro.

Por último para comparar a los creadores de estas modalidades artísticas, Delacroix afirma que el poeta muestra una sucesión de imágenes mientras que el pintor ofrece una simultaneidad de estas.

Chopin, es uno de los músicos preferidos de Delacroix, además de un buen amigo suyo, una de las personas que alimenta su melomanía, su amor por la música.

Quiero comentar una idea que Delacroix expresa: es la ausencia de razonamiento para escuchar la música y con esto no quiere decir de lógica pues esto abunda en este arte. Esta inaparente lógica es la razón por la que los incultos tratan de situar a la música en un nivel inferior.

La base de la música la encontramos en la forma, esto, al fin y al cabo es el fondo de la composición musical, sin embargo en la pintura, la forma no está vinculada al fondo de la obra. La música cuenta con el recurso de la repetición de fragmentos, cosa que en la pintura no puede hacerse, pero en música no puede abusarse de este elemento porque lo único que lograría sería deteriorar notablemente la pieza. Los inconvenientes de la música respecto a la pintura son los siguientes: es efímera, necesita de un interprete para llegar del compositor al espectador y por último, el hecho de que hay que esperar a las mejores partes pasando por otras no tan buenas; en la pintura en cambio se muestra todo a la vez, no necesita de intérprete para llegar al espectador, y en cualquier momento puedes volver a verla.

Un aspecto que hace que la música tenga una atracción especial para el espectador es su abstracción, la pintura en cambio está más ligada a lo físico, a lo tangible.

En un momento dado Delacroix observa que la pintura es el oficio más laborioso y difícil que existe, pero acto seguido se da cuenta de que el mismo esfuerzo y práctica, o más, es necesario para tocar bien un instrumento musical.

Estas dos artes estarían en un nivel inferior a la pintura ya que ninguna de ellas tienen la posibilidad de crear bosquejos uno de los elementos de la pintura a los que Delacroix da más importancia. Cabe recordar, que aunque hable de superioridad e inferioridad, según Delacroix es imposible jerarquizar las artes.

Para dar paso al siguiente apartado me gustaría acabar mi intervención con la siguiente observación: para Delacroix no es tan importante la técnica de un cuadro, sino tener en cuenta la armonía, que da fuerza poética a la obra y apela directamente a la imaginación.

IMAGINACIÓN

Para Delacroix la pintura no es más que el puente entre el espíritu del artista y el espíritu del espectador. Tomando el color como uno de los elementos más importantes, ya que según el autor, estos inciden directamente en la imaginación. Así pues, la fuerza de la pintura recae en que la imagen ofrecida , no tan sólo satisface a la imaginación, sino que también fija el objeto para siempre, más allá de su concepción. En este sentido, Delacroix cree que la sensibilidad y la imaginación son aspectos indispensables tanto para el espectador como para el artista, aunque en distinta medida.


Concepción de la imaginación:

Según afirma Delacroix, la imaginación es la primera cualidad que debe tener un artista.

Se asociaba la memoria y la sensación como elementos que componían la imaginación. Conocedor de esta tesis, nuestro autor reivindica que aunque todo el mundo tienen memoria y sensaciones, muy pocos tienen imaginación. Delacroix compara la imaginación como un especie de recuerdo, algo que no se puede educar, es innato.

Según él , la gente que dice que el hombre lo aprende todo a través de la educación es imbécil. Por singulares e inesperados que sean los espectáculos que se ofrecen ante nuestra vista, nunca nos sorprenden completamente; hay en nosotros un eco que responde a todas las impresiones; o bien hemos visto eso en algún sitio, o bien todas las combinaciones posibles de las cosas están de antemano en nuestro cerebro. El poder de la imaginación recae en que al encontrarlas de nuevo no hacemos más que abrir una casilla de nuestro cerebro o de nuestra alma. “En mi infancia y en mi juventud no tan sólo tenia tanta imaginación, sino que los objetos, sin sorprenderme, en gran medida, me producían unas impresiones más profundas, y un alborozo incomparable; ¿dónde podía haber aprendido antes todas esas impresiones?”.


Siguiendo con esta línea, Delacroix realiza una primera definición sobre imaginación pero a un nivel fisiológico. Expone que la imaginación es esa delicadeza de los órganos que nos hacen ver donde los demás no ven, y que nos permite ver de forma diferente. Sin embargo, deja pasar el tiempo, cuando añade una definición de la imaginación a una dimensión más abstracta; afirma que la imaginación es el espejo en el que la naturaleza se refleja para darnos, a través de un poderoso recuerdo, el espectáculo de las cosas que tan sólo el espíritu puede disfrutar.

El artista, pues, debe crear a través de la imaginación para producir un efecto en el espíritu.


Imaginación versus imitación:

Por tanto, esta convencido que lo que se llama creación en los grandes artistas no es más que una manera determinada de ver, coordinar y representar la naturaleza. Aunque Delacroix, es consciente de que el artista empieza imitando, él está rotundamente en contra de la imitación exacta de la naturaleza y del modelo, porque cree que sólo puede dar un resultado frío. En este caso el artista no hace ninguna aportación. Ese escrúpulo exclusivo de no mostrar sino lo que se muestra en la naturaleza hará siempre al pintor más frío que la naturaleza que quiere imitar. Además, para nuestro artista, la naturaleza está lejos de ser siempre interesante desde el punto de vista del efecto del conjunto. Si cada detalle ofrece la perfección, que cualifica de inimitable, en cambio la reunión de esos detalles raramente presenta un efecto equivalente al que resulta, en la obra del gran artista, del sentimiento del conjunto y de la composición. Sólo aquellos que saben hacer efecto prescindiendo del modelo pueden verdaderamente sacar partido de él, cuando lo consultan. Es pues mucho más importante para el artista acercarse al ideal que lleva en sí, y que le es propio, que dejar, incluso con fuerza, el ideal pasajero que puede representar la naturaleza. Lo que prueba que es su imaginación la que produce lo ello, precisamente porque sigue su genio. “Este trabajo de idealización se produce en mí casi sin que yo lo sepa, cuando calco una composición surgida de mi cerebro.”


Toda esta teoría se confirma cuando Delacroix realiza un viaje a África; “en mi viaje a África, sólo empecé a hacer algo medianamente aceptable una vez que hube olvidado los pequeños detalles lo suficiente para no recordar sino el aspecto llamativo y poético; hasta entonces me había obsesionado el amor a la exactitud, que la mayoría toma por la verdad.”


Imaginación y ejecución:

No se tiene que olvidar que uno de los procesos más importantes de la creación del artista es el momento de la ejecución de su obra, y en ese espacio, la imaginación también tiene un lugar relevante. Para Delacroix, la verdadera ejecución es aquella que mediante la práctica, en apariencia material, enriquece el pensamiento. Afirma que la ejecución, en la pintura, debe tener siempre algo de improvisación, y sólo será bella a condición de que se haya permitido abandonarse un poco. Añade que “los mediocres no pueden atreverse de esa forma; no están nunca fuera de sí. El método no puede regular todo; guía a todo el mundo hasta un cierto punto.” Aunque es conocedor de la importancia de la técnica, Delacroix aposta por el efecto que provoca la obra inacabada.

EL BOCETO, LO INACABADO, LA DESPROPORCIÓN Y LA BELLEZA

Como acabamos de ver, para Delacroix la imaginación tiene una gran importancia, él cree que es mediante esta que podemos llegar al alma del espectador.

En relación con esta idea nos encontramos con el boceto, un concepto muy importante para Delacroix. Él nos dice que un simple boceto puede contener un gran sentimiento e igualar, en expresión las producciones más acabadas, y es que este permite una gran libertad a la imaginación.

Lo que conseguimos mediante el boceto es seleccionar aquello que es más importante, recoge la impresión del objeto y además añade algo personal, del propio autor debido a la espontaneidad, la impresión y la inspiración del momento.

Y es que a la hora de realizar un boceto te olvidas de los detalles, y los subordinas a aquello que realmente quieres destacar, no te entretienes en dibujar cada una de las hojas de los árboles, o a pintar cada piedra del camino, concibes la obra como un todo, un conjunto donde todo comparte una relación entre sí.

Además el arte debe producir el efecto para el espíritu, y no para la vista, por lo tanto no se trata de copiar la realidad sino sólo de recoger su impresión.

Delacroix nos dice que esta idea tan característica del boceto fijada en el primer momento de inspiración es la que se debe mantener durante la ejecución de la obra final para poder mantener siempre una visión de conjunto.

Hasta ahora se ha dicho que Delacroix da mucha importancia al boceto y que puede llegar a afectar el espíritu del espectador con casi una mayor facilidad que la obra acabada, pero debemos tener en cuenta que no todos los artistas lo pueden conseguir.

Él en un momento dado distingue dos clases de artistas:

- Aquellos que han brillado sobre todo por el pensamiento
- Y aquellos artistas que se centran más en el efecto superficial de las cosas, la relación de colores, la armonía.

En relación con los primeros nos dice que con las primeras líneas el autor es capaz de indicarnos su pensamiento, pero por el contrario, aquellos autores centrados en el efecto más superficial de la obra necesitan su ejecución por poder llegar al espíritu.
Por lo que hemos visto podemos deducir que Delacroix seria una mezcla de los dos grupos, un artista que da mucha importancia al pensamiento pero que también está preocupado por los problemas estéticos, por la ejecución plástica de la obra.

En relación con el efecto que producen los bocetos y las obras inacabadas, el hecho de destacar, o centrar el interés de la obra nos encontramos con el concepto de proporción. Nos dice que mediante las ligeras desproporciones que un cuadro puede presentar también se consigue el mismo efecto, destacar aquello más importante, aquello esencial y necesario.

Los artistas perfectos nos sorprenden menos debido a la propia perfección; no tienen ninguna incoherencia que haga sentir hasta qué punto el todo es perfecto y proporcionado.
Por esto nos dice que a veces el efecto que producen las obras se debe a ciertas desproporciones las cuales mediante un punto de contraste, consiguen captar el interés y destacar aquello importante. Un ejemplo claro son las obras, en concreto las estatuas, de Miguel Ángel.

Entonces él se pregunta: ¿Toda obra que presente alguna desproporción es más bella que aquella totalmente proporcionada, es decir perfecta? Delacroix nos dice que no tiene porque ser así, pero lo que si que tiene claro es que un objeto perfectamente proporcionado comporta una perfecta simplicidad que, en un primer momento, no produce la emoción que se aprecia en presencia de cosas gigantescas, en las cuales la desproporción misma es un elemento de belleza, estos elementos que presentan desproporciones impresionan más.

Ahora bien, si consideramos, como hacía Delacroix, que las obras más bellas son las que expresan la pura fantasía del artista, tenemos que aceptar que no hay belleza exquisita sin una cierta extrañeza en las proporciones. Porque estas desproporciones, las cuales no se encuentran en la realidad son signo de la fantasía, impresiones personales del propio artista.
De aquí la inferioridad en escultura y en pintura de la escuela francesa, que siempre antepone el estudio del modelo a la expresión del sentimiento que domina el pintor o escultor. Este entusiasmo por esta escuela es el camino más falso y ellos creen que es el camino más verdadero.

Delacroix, a lo largo de sus diario nos habla sobre la belleza, pero después de decir diferentes opiniones llega a la conclusión de que la belleza es muy difícil de definir y que no hay manera de ponerse de acuerdo, porque todos somos diferentes, nos conmueven diferentes cosas y es evidente que no podemos reducir una cuestión tan compleja con una simple definición universal.

Lo bello está en todas partes y cada hombre no solamente lo ve, sino que debe absolutamente expresarlo a su manera.

Por lo tanto, podemos decir que lo que pretende el artista es conmover el alma del espectador y para poder hacerlo se necesita algo más que copiar la realidad, se debe hacer uso de su imaginación, algunos recursos que nos lo permiten o que nos facilitan su exteriorización son las obras inacabadas, los bocetos, y las ligeras desproporciones que puede presentar una obra, en fin cualquiera exteriorización del sentimiento de la fantasía del artista.



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IDEA DE GENIO

A lo largo de sus diarios, Delacroix escribe en muchas ocasiones para calmar su ansiedad ante las grandes obras y artistas del pasado, porque siente su propia originalidad amenazada. Cuando escribe sobre los maestros lo hace muchas veces a través de la crítica, sacando a la luz sus fallos y sus puntos débiles.

Lo que se llama creación en los grandes artistas, dice Delacroix, no es más que una forma peculiar de ver y representar la naturaleza. De hecho, dice que no sólo no han creado nada, sino que han imitado a sus predecesores para formar o entrenar su talento, de forma voluntaria o sin saberlo.´

A pesar de esto, Delacroix respeta la imitación como un primer paso en la formación y creación artísticas, pero advierte que hay que tener mucho cuidado, ya que sólo ayudará a los talentos fuertes mientras que será un veneno para los talentos débiles.

Todas estas reflexiones toman sentido cuando Delacroix afirma que todos los grandes problemas artísticos fueron resueltos en el s. XVI, por eso esa angustia ante el pasado, por eso siente la necesidad de preservar su identidad personal ante el sentimiento de haber llegado demasiado tarde.

A lo largo de sus diarios, hace referencia a continuas reuniones con amigos y conocidos del ámbito artístico que influyen muchísimo en su forma de ver el mundo y el arte. Por lo que hemos podido extraer de sus diarios, existía un sentimiento general que entendía la Historia del Arte en decadencia, debido a que la perfección fue alcanzada en el pasado. Por eso, Delacroix nunca critica a los llamados fundadores del arte como Fidias u Homero, porque ellos crearon sin referentes anteriores, ante un público virgen y con el terreno despejado.

Sin embargo, para juzgar a los artistas modernos ante esta idea de declive propone juzgarlos por la cantidad de energía y esfuerzo que tienen que hacer, entre otras cosas para huir de la imitación. Estos esfuerzos, junto con la confianza ciega en las propias ideas y la disposición para afrontar cualquier riesgo Delacroix lo engloba como audacia.

La audacia dice que se conquista venciendo los propios temores, pero también se da cuenta que es mucho más fácil ser audaz en la juventud, cuando no hay pasado propio ni nombre que comprometer.

domingo, 17 de mayo de 2009

Eugène Delacroix





















Delacroix nació el 26 de abril de 1798 y murió el 13 de agosto de 1863 en París. Fue uno de los pintores más importantes dentro del romanticismo francés y su extraordinaria utilización del color influyó de forma importante en los pintores impresionistas.
Su fecunda producción pictórica le llevó a realizar más de 850 obras; óleos, murales y dibujos, sobre los temas más variados: literarios, orientales, de animales, retratos y políticos.
Delacroix también destacó por sus Diarios, en los que se manifiesta su talento literario y nos presenta su visión sobre el arte, la política y la vida de la época en que el vivió.

Aunque es considerado como uno de los máximos exponentes de la pintura romántica, el mismo durante la madurez rehúsa la denominación de romántico.
Baudelaire decía: “Delacroix es romántico por las finalidades y clásico por los medios.”

sábado, 16 de mayo de 2009

Galería de Delacroix


La libertad guiando al pueblo. (1830-31)
Óleo sobre lienzo (261x325 cm)
Musée du Louvre. París.
R.F 129


Estudios para Grecia sobre las ruinas de Missolonghi y para La Libertad guiando al pueblo.
Grafito, pluma y tinta (26x39 cm)
Musée national Eugéne Delacroix. París


El teatro italiano. (1821)
Litografía (21,5x 19,6 cm)
Musée national Eugéne Delacroix. París
MD 2007-3
Mefistófeles en los aires. (1826)
Litografía sobre papel azul (hoja:39,8x28,7 cm)
Musée national Eugéne Delacroix. París
MD 2004-15

Negro con turbante.
Pastel (47x38 cm)
Musée national Eugéne Delacroix. París
R.F 32 268

El fantasma sobre la terraza. (1843)
Litografía (hoja: 53,2x34,7 cm)
Musée national Eugéne Delacroix. París
MD 2002-58




Caballo asustado saliendo del agua. (1828)
Litografía pegada sobre papel velin (hoja:54,5x39,5 cm)
Musée national Eugéne Delacroix. París
MD 2002-45



Romeo y Julieta en la tumba de Capulet. (1846 aprox.)
Óleo sobre papel marouflé sobre lienzo (35,2x26,5 cm)
Musée national Eugéne Delacroix. París
MD 2008-3

Retrato de un joven hombre peinado con una boina azul. (1823-24)
Óleo sobre lienzo (40x32 cm)
Musée national Eugéne Delacroix. París
MNR 999*

María Magdalena en el desierto. (1845)
Óleo sobre lienzo (55,5x45 cm)
Musée national Eugéne Delacroix. París
M.D 1990-4


Mirabeau enfrentandose al marqués de Dreux-Brézé. (1830)
Óleo sobre lienzo (68x 82 cm)
Musée national Eugéne Delacroix. París
R.F: 1953-41

Un prisionero de Chillon. (1834)
Óleo sobre lienzo (75,5x92,5 cm)
Musée du Louvre. París.
R.F 1660

Andrómeda. (1852)
Óleo sobre lienzo (32,5x24,8 cm)
Museum of Fine Arts. Houston

Dante y Virgilio en los infiernos. (1822)
Óleo sobre lienzo (189x241 cm)
Musée du Louvre. París.
INV.3820



Estudio de la masacre de Quíos. (1823-1824)
Acuarela, sobre rallado de grafito (34x30 cm)
Musée du Louvre. París
R.F 3717

Huérfana en el cementerio. (1824)
Óleo sobre lienzo (65x55 cm)
Musée du Louvre. París
R.F 1562

Jinete árabe atacado por un león. (1849-50)
Óleo sobre panel (43,81x38,1 cm)
The art institute of Chicago. Chicago


La barca de Dante. (1822)
Óleo sobre lienzo (189x246 cm)
Musée du Louvre. París


La muerte de Sardanapal. (1827)
Óleo sobre lienzo (392x496 cm)
Musée du Louvre. París
R.F. 2346


Boda judía en Marruecos. (1839)
Óleo sobre lienzo (105x140 cm)
Musée du Louvre. París
INV.3825



Cristo sobre el Mar de Galilee. (1854)
Óleo sobre lienzo (59.8 x 73.3 cm)
The Waltes art museum. Baltimore

Artista: DELACROIX, E. Título: Autorretrato con chaleco verde

Eugène Delacroix. Autorretrato con chaleco verde. 1837 ca. Óleo sobre lienzo. 65 x 54,5 cm. Musée du Louvre (París, Francia). Inv.: R. F. 25.

Consideramos que es indispensable que en nuestra galería aparezca una imagen del protagonista de nuestro trabajo, Eugéne Delacroix.

En este autorretrato a los cuarenta años, puede observarse la calidad pictórica del artista, así como su fidelidad a las críticas y observaciones que presenta en El puente de la visión sobre otros autores. En este retrato podemos hallar la adecuación del fondo a la figura, un tratamiento muy preciso del color, así como la calidad del trazo sin necesidad de recurrir a los detalles, tres aspectos a los que el artista da especial importancia.

A continuación citamos textualmente a Delacroix: "El color no es nada, si no es adecuado al tema, y si no aumenta el efecto del cuadro a través de la imaginación". Esta aportación del pintor puede ejemplificarse a la perfección en su autorretrato, y nos sirve para introducir otro de los temas más importantes en la teoría del arte de Delacroix: la imaginación. A lo largo del libro el autor insiste en el poder de esta cualidad; no puede ser comparada con otras cualidades como las sensaciones o la memoria, ya que todas las personas gozan de estas cualidades, sin embargo, sólo unos pocos privilegiados tienen imaginación. En el libro la relaciona con diversas situaciones y la considera imprescindible a la hora de crear una buena obra de arte y observarla con precisión.

Por otra parte, Delacroix afirma que en la pintura se establece un puente misterioso entre el alma de los personajes representados y la del espectador; esto, nos sirve para hacer una pequeña metáfora entre el tema de nuestro trabajo y este retrato. A través de este cuadro e interpretando lo dicho anteriormente por el pintor, podríamos conectar con el alma de Delacroix como espectadores.